MENSAJE DE CUARESMA DE LA DIÓCESIS DE SAN CRISTÓBAL

¡EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!
A TODO EL PRESBITERIO Y MIEMBROS DEL PUEBLO DE DIOS QUE CONSTRUYE EL REINO DE CRISTO EN EL TÁCHIRA
“GRACIA Y PAZ DE PARTE DEL SEÑOR JESUS”


1.-  “Sea que ustedes coman, sea que beban, todo lo que realicen, háganlo para la gloria del Nombre del Señor” (1 Cor 10,31). El tiempo de gracia iniciado el miércoles de ceniza y conocido como “cuaresma”, es oportuno para reafirmar nuestra vocación cristiana a la santidad. Con las diversas prácticas cuaresmales, apoyados en la Palabra y la Eucaristía, manifestándonos en obras de caridad, podemos profundizar la respuesta a la llamada de Dios a ser como Él, perfectos; es decir, santos. Eso nos capacita para actuar en el Nombre del Señor y hacer brillar su gloria.


2.- Estamos llamados a vivir en comunión con la Trinidad Santa, lo cual demostramos con nuestro testimonio y conducta de vida cristiana, nacida en el bautismo. Por éste nos convertimos en “hijos de Papá Dios, Discípulos de Jesucristo y Templos del Espíritu Santo”. Así, todo lo que podamos y debamos hacer, lo realizaremos en su nombre glorioso para darlo a conocer y también enriquecernos plenamente. A través de nuestra fe, esperanza y caridad, manifestamos la gloria del nombre del Señor.
3.- En su reciente MENSAJE DE CUARESMA para este año 2021, el Papa Francisco nos alienta a ello y nos invita a fortalecer “la fe que nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas”: Al tener la conciencia de la presencia de Dios en medio de nosotros y en cada una de nuestras personas, convertiremos el ayuno en un acto de liberación de todo lo que nos puede estorbar. Igualmente se nos pide asegurar la esperanza, como “agua viva que nos permite continuar nuestro camino”. Ella nos impulsa a una actitud de recogimiento y oración contemplativa para iluminar lo que hemos de hacer ante tantos desafíos. “Vivir una cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo en el Dios que hace nuevas todas las cosas (Cf. Ap 21,1-6)”. Y, finalmente, la caridad “vivida tras las huellas de Cristo mostrando atención y compasión con toda persona, es la expresión más alta de nuestra fe y esperanza”. Con ello nos alegramos al ver al hermano crecer y superar sus dificultades: la caridad, con su dimensión social, nos conduce a la opción por los más débiles y necesitados de nuestra sociedad.

4.- El momento actual está marcado por la covid19, pandemia que está golpeando a toda la humanidad, y también por una crisis socio-económico-política que continúa empobreciendo a la inmensa mayoría de nuestro pueblo. El relativismo ético con sus expresiones de amoralidad, corrupción y menosprecio de la dignidad humana está minando las voluntades de no pocos. La implantación de un proyecto totalitario destructor de los valores fundamentales de la democracia y la convivencia ciudadana, junto con la fuerte presencia de grupos cuya ideología inhumana pretende minar las bases de la familia y abrir espacios a praxis anti-vida (como el aborto y la eutanasia) complican más el panorama. Es triste comprobar el conformismo de numerosos hermanos que o no logran ver las dimensiones de la problemática o se encierran en actitudes pasivas, mediocres y tibias. La ausencia de un liderazgo auténtico, que debería estar al lado del pueblo, hace que este se sienta a la deriva y aparentemente guiado por quienes tienen como único interés aferrarse a un poder omnímodo y muy alejado de la verdad, de la justicia y de la paz ciudadana.

5. La Iglesia, en este tiempo de Cuaresma, nos invita a reforzar lo que nos es propio para así poder seguir construyendo el Reino de Dios, que lo es de justicia, paz, libertad y amor.  Con los diversos ejercicios cuaresmales, (el ayuno, la oración, la limosna, la práctica de obras de misericordia y caridad), consolidamos nuestro papel de servidores para la auténtica liberación que conlleva luchar contra todo lo que supone pecado, oscuridad, muerte y opresión. De allí la necesidad de renovar continuamente nuestra fe para ser testigos de la Verdad con la cual hacemos real la auténtica liberación (cf. Jn 8,32). Es un tiempo necesario y propicio para la oración y para todo aquello que fortalezca nuestra fe. Continuaremos, por todos los medios disponibles, propiciando las acciones, jornadas y programas de oración, formación y animación. 

6.-  Nos enfrentamos al desconsuelo, a la desesperanza, al cansancio y al conformismo, tentaciones continuas que minan el entusiasmo y el compromiso de muchos. De allí la urgencia de manifestar que somos gente de una esperanza capaz de ayudarnos a crecer y hacer crecer a los demás. Esta actitud nos debe animar a todos, presbíteros, religiosos y laicos más comprometidos en la acción evangelizadora, a hacernos presentes dentro del pueblo y con pleno sentido de pertenencia a él. Nuestra cercanía y acompañamiento mutuo será una expresión de la ternura de Dios quien acaricia sobre todo a los más necesitados. Nos motivamos con el principio de la encarnación pues imitamos a Cristo quien se hizo igual en todo a nosotros, menos en el pecado. La esperanza se enriquece al compartirla con alegría, demostrando que entre nosotros no hay acepción de personas. Al contrario, las alegrías de unos las son de todos y los sufrimientos de muchos los compartimos siempre con misericordia, compasión y deseo de superación.

7.-  La caridad de Cristo siempre nos urge. El amor de Dios está presente en nuestros corazones. Por eso, al actuar en el nombre del Señor lo hacemos con la fuerza de su mismo amor liberador, sanador y salvador. Ese amor nos hace sentir hermanos, pues somos hijos de Papá Dios. Nos identificamos con quienes están sufriendo diversos modos de pobreza o están entregando lo mejor de sus vidas al servicio de los demás: los médicos y enfermeros que atienden con escasos recursos a los enfermos de covid; a los muchos voluntarios y  miembros de las Cáritas diocesana y parroquiales que atienden a tantos caminantes venidos de varios lugares del país,  quienes emigran en búsqueda de mejores condiciones de vida; a tantos hermanos dispuestos a compartir lo que tienen para dar de comer al hambriento o acompañar a los que se han quedado solos por la partida de sus seres queridos… Este tiempo de Cuaresma es altamente propicio para intensificar acciones de caridad: desde el más pequeño gesto (como acompañar a alguien en su soledad) hasta las más complejas acciones en favor de numerosos hermanos (ollas solidarias, colectas de medicamentos, etc.). 

8.- Como todos los años y por decisión de la CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA se realiza durante la Cuaresma la CAMPAÑA COMPARTIR. Este año, con el lema » medicinas para salvar vidas» se busca colectar medicamentos e insumos médicos a fin de compartirlos con los más necesitados (no sólo medicinas, también mascarillas, algodón, gasas, trajes bioprotectores, etc.…). Generalmente, el tercer domingo de Cuaresma (7 de marzo, este año) se suele hacer una colecta monetaria por la CAMPAÑA COMPARTIR. Dadas las condiciones que vivimos, puede sugerírsele a la feligresía que además de insumos médicos puedan dar alguna cifra monetaria simbólica. Esta será entregada a CARITAS DIOCESANA. Durante los días 5-7 de marzo se realizará la recolección de los insumos médicos en cada una de las parroquias con sus Caritas Parroquiales e instancias eclesiales (colegios, conventos, comunidades eclesiales de base etc.). CARITAS DIOCESANA organizará todo lo necesario para ello y dará a conocer las directrices pertinentes. En el marco de la Pascua, Dios mediante, el 16 de abril se culminará la CAMPAÑA COMPARTIR, con un TELE-RADIO MARATHON, organizado por CARITAS DIOCESANA.

9.- Invitamos a todos los sacerdotes, especialmente los párrocos, organizar celebraciones de la penitencia con las debidas medidas de bioprotección para atender durante la Cuaresma a quienes requieran del sacramento de la Reconciliación. Asimismo, valiéndonos de los medios de comunicación y redes sociales, es importante organizar jornadas de oración, retiros espirituales y momentos de reflexión y formación. La Oficina Diocesana de Prensa seguirá prestando un particular servicio en esta línea. A todos los miembros del pueblo de Dios los animamos a fortalecer su vida espiritual y la experiencia testimonial de fe, esperanza y caridad. No olvidemos prestar atención a los migrantes, a los pobres y vulnerables, así como acompañar con mensajes y oraciones a los enfermos de covid y a los médicos y enfermeros dedicados generosamente a su cuidado. El 25 de marzo, ya finalizando la Cuaresma y con ocasión de la fiesta de la Encarnación del Señor con la Anunciación a María, tendremos en la Capilla del Seminario Diocesano, la ordenación presbiteral de tres diáconos. Ese mismo día celebraremos la Misa Crismal a la que todo sacerdote diocesano y religioso presente en la Iglesia de San Cristóbal debe participar: será una hermosa ocasión para renovar las promesas sacerdotales y llenarnos de la fuerza del sacramento del Orden Sacerdotal.

10.-  Ciertamente que esta Cuaresma no pasará desapercibida por las circunstancias en las que la conmemoramos. Igualmente, la Semana Mayor (sobre la cual se dictarán oportunamente algunas directrices). Pero lo que de verdad debe influir para que no sea considerado sólo como un tiempo extraordinario en los anales de la historia está en el hecho de ser un tiempo de gracia durante el cual reafirmamos nuestra respuesta de fe, esperanza y caridad a la llamada que Dios nos hace a la santidad. Con la intercesión de María del Táchira, Nuestra Señora de la Consolación, podremos contar con la fuerza del Santo Cristo de La Grita: así, ciertamente podremos actuar y realizar todo para la gloria del Nombre del Señor.

Con nuestra cariñosa bendición,

+MARIO DEL VALLE, Obispo de San Cristóbal 

+JUAN ALBERTO, Obispo Auxiliar de San Cristóbal

SAN CRISTOBAL, 21 DE FEBRERO DEL AÑO 2021, DOMINGO I DE CUARESMA

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