El 4 de marzo en la Catedral de Santa Elena de Uairén, en el Estado Bolívar, el Vicariato Apostólico de Caroní celebró 102 años de su fundación.
Con una Misa presidida por el Vicario Apostólico Mons. Gonzalo Ontiveros y con la presencia de diversos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas pertenecientes de la Iglesia en Brasil, además de feligreses de distintas comunidades indígenas, se hicieron presentes para festejar que por 102 años la semilla del evangelio se ha esparcido por ríos, tepuyes y sabanas.
“La Iglesia particular de San Cristóbal, tras recibir la misión encomendada por el Papa Francisco con el Ius Comissionis, se hace presente con sacerdotes, seminaristas, religiosos y misioneros asumiendo la misión encomendada y fortalecida por la presencia de diversas comunidades misioneras y el fermento de vocaciones sacerdotales nativas”, dijo el Vicario apostólico al inicio de su homilía.
Gratitud a los hermanos Franciscanos Capuchinos
Mons. Ontiveros agradeció a los hermanos Franciscanos Capuchinos y a cada uno de los obispos predecesores en el pastoreo de La Gran Sabana. Además, su gratitud fue dirigida a las hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, que por más de 89 años están en la Casa hogar Santa Teresita de Kavanayén y que atienden a niñas indígenas de la comunidad.
Una Iglesia hermana y sin fronteras
“La Iglesia en Brasil ha sido mi hermana, desde mi llegada he sentido su presencia y compañía en la misión”, afirmó el obispo. Por eso, la Asociación Internacional de Fieles reconocida oficialmente en Brasil, llamada Familia de la Esperanza, presente en muchos países, comenzará a funcionar a partir de hoy en San Antonio Morichal, al igual que la asociación Sementes do Verbo, destinada a la recuperación de las personas que se encuentran en la drogodependencia.
También, Javier Pinzón, seminarista Pemón y quien se está formando en el Seminario Jesús Buen Pastor de la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar, fue admitido a las órdenes sagradas del diaconado y presbiterado. (PrensaDiocesisSC)