
El seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino acogió a más de 1200 catequistas de la Diócesis de San Cristóbal en el marco del XV Encuentro Diocesano de Catequistas que se celebra el último sábado del mes de septiembre de cada año.
Con la participación de Mons. Lisandro Rivas Obispo del Táchira y Mons. Juan Alberto Ayala su obispo auxiliar, los catequistas desarrollaron dos actividades de interés, la primera formativa, con una disertación acerca de “La catequesis de inspiración catecumenal en el proceso evangelizador” ofrecida por la Hermana Gleudy Lara, Coordinadora del Centro de Transmisión de la Fe y Catequesis de la Conferencia Episcopal Venezolana y, la segunda, celebrativa, peregrinando a la Iglesia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote del seminario, pasando por la Puerta Santa para vivir el rito y ganar la indulgencia plenaria.
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El Pbro. Juan Carlos Gómez Yánez, director del Secretariado Diocesano de Catequesis, destacó: “Desde hace 15 años se celebra este encuentro el último sábado del mes de septiembre (…) en este encuentro se busca que el catequista descubra cómo está metodología catequética de las primeras comunidades cristianas: el catecumenado, aún sigue siendo actual (…) y está a su vez consiste en la experiencia, el diálogo y el encuentro con Cristo”.

El director del Secretariado Diocesano informó que este fin de semana se celebró el Jubileo de los Catequistas en Roma, con delegaciones de distintos países, con el Papa León XIV. En el caso de la Diócesis de San Cristóbal, se contó con dos eucaristías, (se encontraban divididos en dos grupos) la primera realizada por el obispo auxiliar Juan Alberto Ayala y la segunda, por el pastor Diocesano, Mons. Lisandro Rivas.
Redescubrirse
Monseñor Lisandro Rivas reiteró la importancia de estos encuentros, los cuales sirven para reforzar y redescubrir el compromiso de cada catequista al servicio de la Iglesia Local, al servicio de la Vicaria, la Parroquia y la comunidad eclesial de base donde se encuentran como piedra angular de las transformaciones generadas de la mano del Evangelio.

Durante la homilía insistió en la renovación que se obtiene al pasar por la Puerta Santa, con lo cual se entra en Jesús, porque el Señor lo ha decretado: “Yo soy la puerta”.
“Y es esa puerta que el catequista debe ser y debe representar para los neófitos, los niños, las niñas, los adultos que quieren, desean y anhelan entrar a conocer quién es verdaderamente Jesucristo Salvador del mundo”.

Monseñor profundizó aún más ese redescubrir al destacar que pasando esa Puerta Santa es un llamado a revivir el bautismo, como miembros vivos de la Iglesia, con el compromiso radical de identificarse plenamente con Jesucristo y, a través de esa realidad servirle.

“El catequista no solamente puede vivir su vocación cuando está en la enseñanza, transmitiendo la experiencia viva de Jesucristo, sino que además debe vivir las 24 horas del día, como un llamado del Señor, a servir y comunicar vida y vida en abundancia que no es más que conocer a Jesucristo”.








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