En su último día en el Táchira, tras seis intensos días de recorridos por diversas instancias eclesiales, Mons. Alberto Ortega se despidió de la región con una serie de visitas que dejaron una huella profunda en la comunidad. Su jornada comenzó en la Catedral de San Cristóbal, donde tomó un momento para orar frente a la imagen del Cristo del Limoncito, guardián de la ciudad de San Cristóbal.
Posteriormente, Mons. Ortega se trasladó a las instalaciones del Centro Televisivo Diocesano y El Diario Católico, donde se reunió con los equipos de trabajo, agradeciendo su dedicación en la difusión de los valores y enseñanzas de la fe. Su visita culminó en la parroquia San Andrés Apóstol, ubicada en Naranjales, un lugar significativo que simboliza la labor pastoral en la comunidad.
Antes de abordar su vuelo hacia Caracas, el Nuncio Apostólico expresó su gratitud por la calidez acogedora del pueblo tachirense y reafirmó su compromiso con la misión de la Iglesia, subrayando la importancia de seguir construyendo puentes de diálogo y cooperación entre las diferentes instancias eclesiales y la sociedad. Su paso por el Táchira deja un legado de esperanza y unidad, y cercanía del Papa Francisco. (PrensaDiocesisSC)
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